El virus del amor

He descubierto algo, veréis, cada acto de amor por pequeño que sea tiene un grado alto de repercusión. Por ejemplo: una encuestadora llama por teléfono a un montón de casas y nadie  le da la oportunidad de ser encuestado, son todo negativas. Pero de repente,  ella llama a una casa en el que una mujer muy agradable le dice que le va a dedicar el tiempo suficiente para que realice su encuesta. Con lo cual nuestra encuestadora  se siente bien por realizar su trabajo y llegará a su casa y esa sensación le llevará a estar con un grado de bienestar que afectará a sus hijos y a su marido. Estos a su vez recibirán esa alegría, y expandirán esa sensación a otras personas. Entonces, se creará una cadena de amabilidad. Por lo tanto, ese gesto de esa mujer que hizo la encuesta generó una vibración que a saber a cuántas personas les alegró el día.

Cualquier acto de amor desinteresado genera mas de lo que pensamos aunque no veamos sus efectos. En fin, no nos tenemos que ir al tercer mundo para ayudar a las personas, porque si nosotros somos generosos generando emociones positivas a los que tenemos a nuestro alrededor, puede ser que nuestros actos lleguen hasta Africa. Y, ojo, que ésta no es la finalidad. Quizá lo mas importante es generar un estado de bienestar con nosotros mismos para ser mas felices y contagiar ese estado a otros.

Cada acto de desamor también tiene su repercusión. Una vibración negativa, genera una cadena de emociones negativas, que se contagian como un virus.

Así, que os propongo que creemos el virus del amor y lo contagiemos a nuestra familia, a nuestros amigos, a todos aquellos que nos encontremos en nuestro camino. Pero no olvidemos que empieza por nosotros mismos.
Autora: Susan Ávalon.