viernes, 18 de febrero de 2011

La historia de Elisa

Ella tenía sueños. Su vida era rutinaria. Consistía en ir del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Cuando llegaba el fin de semana estaba demasiado cansada para salir a divertirse. Aunque en muchas ocasiones quedaba con su amiga Lorena para dar paseos por la playa o tomar unas tapas por el centro de la ciudad. Pero eso no era suficiente. Quería encontrar, como toda mujer, a un hombre que la hiciera sonreír, que le dedicara tiempo y atención. En definitiva un gran amor. Pero  su alma se sentía vacía. Sus relaciones  de pareja habían supuesto un desgaste emocional inmenso. Se había hecho daño a sí misma con hombres que no la ofrecían nada. Hombres vacíos que abusaban de su bondad. No sólo le faltaban el respeto incluso llegaron a generar comportamientos agresivos. En fin, acabó por acostumbrarse a ese maltrato psicológico. Olvidó como era el amor. Hasta que llego David, un muchacho que le recordó como era eso de sentirse querida y respetada. Esta relación apenas duro unas semanas. No funcionó. Cuando él dejó la relación ella lo paso muy mal. Era su primera relación digna de llamarla así.


Elisa cuando se siente triste llama a su amiga. Lorena que la quiere muchísimo le dice que todo es perfecto. Aunque lo entiende y confía en la vida, su corazón se siente abandonado. Se queda “enganchada al pasado” pensando en que es lo que no funcionó.

Y yo me pregunto: ¿tendrá razón Lorena? ¿Todo lo que sucede tiene algún motivo? ¿Las personas que te encuentras en el camino están predestinadas? ¿Por qué Elisa se queda apegada a relaciones que no le aportan nada?

Todo tiene que ver con liberarse. Liberarse del miedo, de la tristeza, del egoísmo, de la vanidad,… de todo aquello que nos separa del amor.Sin embargo, aunque parezca fácil, no lo es. Nos agarramos al miedo con mucho ahínco. Vivimos en la fantasía de lo que pensamos que nos puede dar la felicidad.  Buscamos la aprobación y el triunfo en ojos ajenos. Y la vida lo único que desea es que te despojes de todo lo que te aleja del amor. Siempre aparecen las circunstancias perfectas para tu evolución. Sin embargo, pataleamos porque  las cosas no suceden como nosotros queremos. Solo con el tiempo entendemos porque sucedieron, pero sólo con el tiempo. Queremos que las cosas sucedan ya y no damos espacio para ver a donde nos lleva la vida. Nos angustiamos, desconfiando en el futuro tan sólo porque algo no ocurrió de la manera que imaginabamos. Yo creo que esa impaciencia esconde una necesidad emocional. Y fantaseamos con ese amor que nos llenará todo nuestro vacío. No nos damos cuenta de que el otro es sólo una proyección. Refleja tu relación contigo mismo y esas fugas por donde perdemos el contacto con nuestra esencia. Es fundamental amarnos a nosotros mismos. Y eso significa ser intolerantes ante cualquier tipo de maltrato; disfrutar de todo lo que nos ofrece la vida, alejarnos de las personas que no nos generan paz y bienestar; respetar tus ritmos y limites, aceptar la soledad, no mendigar migajas de amor, dejar de controlar, manipular,...

El reto es tomar  lo que ocurre tal y como es, no querer que sea de otra forma. La aceptación juega un papel importante en el encuentro con la plenitud. Continuamente nos preguntamos ¿por qué me pasa esto a mí? ¿Qué he hecho yo para que me traten de una forma u otra? Intuyo que la respuesta se encuentra en otro punto de vista, en ese ángulo ciego que no logramos divisar con claridad. Por eso es tan importante que los demás nos cuestionen y nos den su opinión. A través de los demás podemos mirarnos a nosotros mismos.
 
Cuando alguien aparece en tu vida no es por casualidad, te va a ayudar a reconciliarte contigo mismo. Sobre todo cuando se trata de una relación intima. Cuando una persona nos atrae es por algo. Dicen que se sufre con el amor. Pero no es verdad. Cuando estamos preparados la vida nos pone un espejo en nuestro camino. Un individuo capaz de tocar eso que tanto nos duele. Para que miremos dentro de nosotros esas fugas de las que hablábamos.
Nos hemos acostumbrado a rechazar el dolor y a enmascararlo de mil formas distintas. Lo curioso es que se nos hace más fácil culpabilizar a otros de lo que sentimos. Asumir la responsabilidad de nuestro sufrimiento es una tarea muy engorrosa y dolorosa. Requiere contactar con los monstruos que dominan el castillo de la vulnerabilidad.
¿Y que podríamos hacer? Creo que confiar en que la vida tiene un plan perfectamente diseñado  para cada uno. Confiar en que todo lo que ocurre es para soltar todos los impedimentos que nos separan del amor. Confiar en que se nos dan las herramientas necesarias para salir airosos de los conflictos que puedan surgir. Confiar,  tener fe aunque no sepamos el camino porque todo ocurre por una razón aunque no lo entendamos.
Autora: Susan Ávalon.

2 comentarios:

  1. Este artículo está dedicado a una gran amiga a la que quiero muchísimo.

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  2. Me encanta tu blog, y me encantan tus opiniones sobre la vida, tenes mucha razon en todo lo que decis. Saludos

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