Darle
lugar y espacio a todas las emociones sin juzgarlas es necesario para la
aceptación de uno mismo. Ya sean sentimientos de amor, rabia, tristeza,
alegría, compasión,… El conflicto llega
cuando la mente juzga que emoción se debe sentir o no. Y así es como empezamos
a maltratar a nuestro corazón. Dividiendo poco a poco el puente entre nuestra
mente y nuestro corazón. Cuando esto ocurre, el universo materializa espejos,
para reflejar tu estado. ¿Y quiénes son
los espejos? Las personas de tu alrededor. Sobre todo aquellas con las que más te
relacionas.
¡Demos un paso a la toma de conciencia por ti, por mí, por todos!
Cuanto más coherente, más alineado estás con la armonía en tu vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario