Y tras esos momentos de conexión con tu futura alma gemela, llega el conflicto. Generalmente suele aparecer en forma de frases como: “Estaba seguro de lo que sentía, pero ahora ya no lo tengo tan claro”, “Eres maravillosa pero demasiado buena para mi, vamos a dejarlo por un tiempo”, “No sé si estoy realmente preparado para el compromiso”, “estoy confuso, no logro olvidar a mi ex”…
También viene camuflado por actos como:
Te dejan de llamar y de prestar tanta atención como al principio.
Ya no tienen tanto interés por escuchar lo que tienes que decir.
Prefieren ver el fútbol a una cena romántica con velas.
Este fin de semana tienen trabajo atrasado y no podrán verte.
Etc.
Te dejan de llamar y de prestar tanta atención como al principio.
Ya no tienen tanto interés por escuchar lo que tienes que decir.
Prefieren ver el fútbol a una cena romántica con velas.
Este fin de semana tienen trabajo atrasado y no podrán verte.
Etc.
O por los boicots que nos hacemos a nosotras mismas:
"Esta relación no llegará a ningún sitio. Somos muy diferentes."
"No me agrada esta reacción."
"Si realmente me quiere tendría que comportarse de esta manera."
"Lleva dos días sin llamarme, ¿será que ya no me quiere?"
"Está raro ¿qué le ocurrirá?"
"No es arquitecto, ni médico, ni ingeniero,…"
"Me oculta algo, en realidad me está engañando y va a jugar conmigo."
"Eso se lo dice a todas. No soy especial.""
"Esta relación no llegará a ningún sitio. Somos muy diferentes."
"No me agrada esta reacción."
"Si realmente me quiere tendría que comportarse de esta manera."
"Lleva dos días sin llamarme, ¿será que ya no me quiere?"
"Está raro ¿qué le ocurrirá?"
"No es arquitecto, ni médico, ni ingeniero,…"
"Me oculta algo, en realidad me está engañando y va a jugar conmigo."
"Eso se lo dice a todas. No soy especial.""
En fin, en el caso de las mujeres, nuestras cabecitas se convierten en norias de feria. Nos surgen dudas y más dudas. Y cuando nos encontramos con el conflicto nos invaden emociones terroríficas de pérdida, abandono, pena, ansiedad, angustia, rabia,… Yo diría que es una sensación parecida a las palomitas de maíz en un microondas. Saltan alarmas en nuestra mente sin control alguno. .. La bolsa se infla hasta que no podemos más y llamamos a alguna amiga para que nos dé su opinión. Si, esa amiga nos reconforta pero no logramos encontrar esa paz interior que sentíamos antes de conocer a nuestro “príncipe azul”. Y ese mundo rosa se convierte en gris.
En toda relación íntima, más tarde o más temprano, se hace presente un obstáculo que nos impide avanzar en el camino de la pareja. Aceptarlos forma parte del viaje en compañía. ¿Y que podríamos hacer para superar esos impedimentos? No hay reglas, ni recetas mágicas para ello. Las atracciones entre personas forman parte del misterio de la vida. Pero yo diría que uno de los pilares básicos en esos momentos es la calma y el respeto. La calma anestesia el drama. El respeto hacia tus heridas emocionales y en consecuencia a las de tu pareja crean una visión más clara de la solución.
Cuando el conflicto aparece es que ya estáis preparados para crecer, ya sea juntos o separados. Toda relación se transforma, permanece viva y muta. Pero esto no significa que al primer contratiempo tiremos la toalla, algo que pasa muy habitualmente en nuestra sociedad actual. Es en la pareja donde se proyectan todas nuestras heridas emocionales de manera amplificada para que podamos sanarlas. Huir significa volver a repetir la experiencia o quizás quedarnos estancados. En cada avance nos acercamos un poquito más al amor.
Pero todo esto sale de la boca de una mujer. Así que invito a los hombres a que hagan alguna reflexión sobre el asunto y me den su punto de vista. Así aprenderé un poquito más del enigma masculino.
Autora: Susan Ávalon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario