viernes, 15 de abril de 2011

Espejos de luz

Hace falta que llegue la noche para que la luna y las estrellas brillen. Por el día no se ven pero sabemos que existen porque cuando  el sol se oculta podemos ver su luz. A las personas nos ocurre lo mismo, hay verdades que sólo se hacen presentes en la oscuridad. En el silencio de la noche escuchamos con más intensidad aquellos mensajes de nuestro inconsciente. Es por ello, que todos somos noche y día. Somos la dualidad. Creo que la luz se podría asemejar a la honestidad y la falta de ella a la mentira. Cuando alguien miente está ocultando su luz, su verdad, su ser.
La autenticidad es ser lo que uno es. Para ello es importante saber quién eres. Porque si no te conoces no puedes mostrarte. Y ahí entra en juego la mentira. Hay muchas personas que no saben lo que son. Entonces muestran  lo que creen que deben ser, o una imagen para ser aceptados, o quizá para recibir atención,… Por lo tanto, uno es auténtico en la medida en la que se conoce.

La mentira es una máscara que esconde la verdad. Cuando una persona miente es porque siendo consciente de lo que siente quiere ocultarlo. ¿Por qué? Pues por mil motivos, pero todos están relacionados con la búsqueda de la aprobación.
Atrevernos a ser quienes somos en realidad conlleva coraje y una alta autoestima. Cuando  te aceptas tal y como eres, no necesitas dar una imagen distinta. Te sientes libre. Libre de tu propio juicio y del de los demás. Pero lo más importante es que te sentirás amado por lo que eres y no por lo que finges ser.
Cuando nos mostramos de verdad, muchos se irán de tu vida porque no te aceptarán. Entonces, será bueno que se alejen porque realmente no te aman.
Fingir quien no eres te hace esclavo de la valoración de los demás. Te irás alejando de tus verdaderos sentimientos para complacer a otros. Crearás un disfraz que te distanciará de tu verdadero ser. Y serás un personaje de tu propio cuento.  Con el tiempo te darás cuenta de que no se puede contentar a todo el mundo. Y que estás viviendo una vida para todos menos para ti. Te convertirás en un espejo de luz.  Para ser visto necesitaras un sol que te ilumine. Siempre dependerás de alguien que genere la suficiente luz para que brilles. Y en algún momento pensarás que esa luz es la tuya propia. Hasta que un día descubrirás que sólo te alimentas de ella. Entonces surgirá la envidia, y como esto es algo que no se puede robar intentarás apagar la luz del que te alumbra. Pero debes saber  que esa persona que genera luz sólo te recuerda que tú también la posees, y que su deseo no es que estés a su sombra si no recordarte que tú tienes la tuya propia.


Todos somos luz lo que ocurre es que muchas veces no encontramos el enchufe.
¿Mientes o te mientes? ¿Sol o luna? ¿Espejo de luz o generador? Tú tienes la respuesta en tu interior. Tú eliges.




Y el sol le dijo a la luna: “Refleja mi luz en la noche, para que sepan que sigo ahí aunque no me vean. Y recuérdales a las estrellas que brillen con fuerza cuando la oscuridad se haga presente en sus vidas.”

Y la luna le dijo al sol: “Reflejaré tu luz cuando te hayas ido, pero sólo se hará visible una parte de tu grandiosidad.”
A veces somos el sol, generando energía y luz. Otras veces, la luna, reflejando la luz de otros.

Somos luz o la falta de ella. Pero recordad que incluso cuando la luna mengua hasta desaparecer en la oscuridad siempre brillaran estrellas en la noche.
Autora: Susan Ávalon.

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