viernes, 9 de marzo de 2012

Esperando el amanecer



Esta mañana desperté con una sensación extraña. Y ahora tras prepararme el café y sentarme frente al ordenador, sigue acompañándome. Si os soy sincera, llevo unas dos o tres semanas sintiendo esa emoción, por llamarla de alguna forma. ¿Cómo os la podría describir? Mis palabras no encuentran el camino para definir ese estado.  
No es tristeza, pero se le parece.
No es aceptación porque siento impotencia.
No es rabia pero tiene la misma fuerza.
No es amor, es más profundo.

Es como si estuviera esperando algo y a la vez todo ya estuviera sucediendo. Tengo sueños que por su intensidad me despiertan todos los días a las cinco de la madrugada.  Me revelan informaciones que no consigo descodificar, pero me transmiten esa sensación que me acompaña a lo largo del día. Uno de ellos, me impactó. Trataba de un viaje al futuro. Podía ver cómo me sentía, que hacía, con quien estaba,… Era como si el tiempo se doblara y el futuro tomara presencia en el “ahora”.

Tengo una percepción del tiempo distinta. Todos los acontecimientos suceden con rapidez.  Pero si miras atrás parece que lo que ocurrió hace una semana hubiera sido hace mucho más tiempo. ¿Será esto un presagio de lo que ha de venir? Imaginaos por un instante que el futuro y el pasado convivieran con el presente. ¿Cómo sería la realidad? Como todo es un proceso, sus efectos llegarían lentamente, a modo de ráfagas. Sentimientos contradictorios dominarían nuestro corazón, millones de pensamientos futuristas se harían protagonistas en el día de hoy,… E incluso personas que conocimos recientemente y que van a formar parte del mañana crearían emociones de cercanía y confianza.  Coexistirían sentimientos de distintas épocas de tu vida que crearían una realidad difícil de entender de forma racional. Adaptarse al “no tiempo” conllevaría desarrollar nuestro hemisferio cerebral derecho y por consiguiente nuestra creatividad. O por el contrario, una resistencia emocional y mental al cambio por miedo a lo desconocido.

Si esta teoría fuera cierta veríamos dos tipos de comportamientos en las personas. Unos estarían materializando en sus vidas bloqueos, enfermedades, incoherencias, cambios repentinos, sentirían heridas emocionales no resueltas,… y otros se dejarían llevar por sus nuevas percepciones creando un salto cuántico a otra realidad. ¡Dos dimensiones coexistiendo a la vez! ¡Y en el mismo planeta! Interesante ¿verdad?
Hace unos días estuve en Vevey, un pueblecito cerca de Lausanne, en Suiza. Desde el balcón donde me hospedaba podía divisar un inmenso lago en calma rodeado de enormes montañas nevadas. Una noche, un sueño me desveló a las cinco de la madrugada. Como tantas otras, el reloj siempre marcaba mi despertar. Así que me levanté con esa extraña sensación, me puse un abrigo y me fui a la terraza para tomar aire fresco. Ante tal escenario, solo podía contemplar la majestuosidad del lugar. Un cielo plagado de estrellas, la luna reflejándose en el lago, cisnes durmiendo sobre el agua, silencio… Una sensación de paz me invadió por completo.  Cerré los ojos. Respiré profundamente. Comprendí en el fondo de mi alma que  aunque estés sola, con una sensación extraña en medio de la noche, había que estar “despierta” para poder contemplar la belleza.

Honestamente, no sé qué es lo que está ocurriendo en los mundos de los demás, ni si quiera en el mío. Pero intuyo que pronto lo sabremos. Algo me dice, que en estos momentos solo hay que fluir con lo que te mueve, con lo que te atrae, con lo que te resuena, con lo que vibras,… sin miedo. Tan solo dejándote llevar por la corriente de una fuerza que opera por encima de tu voluntad.  Como los cisnes de aquel lago, esperando en calma el amanecer.
Autora: Susan Ávalon.

1 comentario:

  1. Bueno, guay no es exactamente la palabra. ¿Cuál es la palabra cuando algo te hace click, cuando escuchas, lees, ves algo que resuena contigo y dentro de ti hace ........? No encuentro la palabra. Me encanta tu manifestación de ti.

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